miércoles, 18 de agosto de 2010

Perfectos en Cristo

EFESIOS 4:11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 4:12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 4:13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; 4:14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, 4:15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, 4:16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.

Dios, nuestro Padre nos quiere perfectos, aunque exista el cliché mundano de la frase: ''Nadie es perfecto'', no debe ser el argumento esgrimido por un cristiano que se precie de llamarse hijo de Dios. Así es, no tenemos excusa, debemos creer en Su Palabra, apropiarnos de ella y ser hacedores.

Dios nos ha dado de Su Espíritu para que cada día podamos ser edificados, en este proceso que Dios empieza, El mismo establece a sus hijos con diferentes ministerios (v. 11), estos tienen un mismo fin, perfeccionarnos.

Desde el momento que Dios nos hace Sus hijos, Su poder opera en nosotros para quitar, transformar y corregir todo aquello que para El representa un tropiezo, primero en nuestras vidas y luego para sus propósitos, y, este proceso de cambio que empieza en nuestro interior no nos resulta muy agradable, pues vemos que debemos tomar decisiones para cambiar aquello que tanto nos gusta y no queremos dejar, ya sean hábitos pecaminosos y pecados gustosos, por llamarlo de alguna forma, y con los cuales empezamos a batallar.

Esta lucha diaria entre El Espíritu de Dios y nuestra carnalidad en la cual todos estamos inmersos es la que detiene el progreso del Reino de Dios aquí en la tierra, hacer ''lo bueno'' no está en nosotros.Esta confrontación es lo que experimentó el apóstol Pablo en su momento (Romanos 7).

Nuestra voluntad de decidir siempre estará influenciada por nuestra naturaleza caída, y como lo dice Dios, nuestro corazón engañoso y perverso. (Jeremías 17:9) Estas palabras de parte de Dios pueden ser duras, pero, no por eso dejan de ser una verdad, por lo tanto, Dios no sólo nos da de Su Espíritu sino también un corazón nuevo (de carne y no de piedra - Ezequiel 11:19)

¿Entonces, cómo podemos progresar en nuestra perfección?

Cristo nos dice: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. (Juan 8:12)
Mientras tengamos a Cristo en nuestras vidas, la luz que necesitamos nos hará ver lo que Dios desea mostrarnos. El va delante de nosotros, pues a El le seguimos y somos iluminados por Su luz, la cual también está en Su Palabra.Recordemos lo que Jesús oró: Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. (Juan 17:17) (Ef. 4:15)

Nuestra cosmovisión de las cosas cambiarán mientras más escudriñemos en Su palabra y por sobre todo depositemos fe en Sus promesas. Dios quiere que veamos desde su punto vista y no desde nuestra perspectiva, la cual, como ya dije, está influenciada por nuestra naturaleza caída y corazón engañoso.

Nuestro Soberano y Amado Padre celestial empezó una obra única en tu vida, descansa en El, déjate guiar por su Santo Espíritu, cree en Su palabra, sé obediente y empieza a tomar decisiones para convertirte en un hijo que edifica Su Reino aquí en este mundo, es un desafío y un enorme privilegio servirle.

A El sea toda la Gloria, en el nombre de Jesús.
Amén.


4 comentarios:

  1. Reciban muchas bendiciones, les visito nuevamente desde El Salvador Centroamerica, desde mi blog
    www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com

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  2. Muchas gracias por esta enseñanza EDIFICANTE... BENDICIONES

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  3. Es Hermosa esta enseñanza.. Dios te Bendiga por la Gracia que derrama sobre ti y sobre todos nosotros.

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  4. Dios le Bendiga, excelente enseñanza!

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